Internet, y en concreto Youtube están repletos de supuestas anomalías de todo tipo en diversas zonas del planeta, basadas en hechos observacionales o meramente subjetivos. Sin embargo, existe una en concreto, que cuenta con plena validez científica, y que ha sido mil veces demostrada y admitida: La conocida como anomalía del Atlántico Sur. Extrañamente, siendo completamente real no es demasiado conocida por el gran público, y es por eso que me he decidido a hablar de ella. Pero para conocer que es, primero debemos hablar de los escudos invisibles que posee la tierra. Los cinturones de Van Allen son unas defensas casi inteligentes debido a su funcionamiento que tiene la tierra contra los rayos cósmicos, y en general, contra muchas agresiones del espacio exterior. Estos cinturones son dos franjas invisibles que conducen una corriente de electrones y protones con carga eléctrica que parten del polo sur y se dirigen al polo norte terrestre, y son causados por el campo magnético de la tierra, que se produce debido a su rotación general y a la de su núcleo. Estas partículas cargadas en circulación ejercen de escudo para frenar los ataques que frecuentemente nos lanza el sol y para minimizar los daños causados por partículas de alta energía que nos llegan continuamente desde el espacio. El más exterior de los cinturones de Van Allen se encuentra a una altura de entre 15 y 20 mil kilómetros, quedando una segunda capa protectora de refuerzo entre los 1000 y los 5000 kilómetros de altura. Sin embargo, en una extensa región del Atlántico Sur, que comprende Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, Chile y Sudáfrica, esa segunda capa protectora se encuentra hundida quedando a apenas 400 kilómetros de la superficie. Este hecho tan extraño tiene dos consecuencias principales, la primera, que los satélites de órbita baja, que son la mayoría, que circulen sobre esa zona, deben estar protegidos, contando con blindaje especial, para no resultar dañados, y segundo, esa debilidad del campo magnético hace que esa zona sea más sensible a las agresiones del sol y a los rayos cósmicos que el resto del mundo. En caso de que una eyección de masa coronal del sol nos impactara directamente o recibiéramos un disparo de rayos gamma proveniente de un cataclismo cósmico, esa zona podría sufrir un punto más que el resto las consecuencias. Aunque no existe una razón 100% fiable, muchos científicos piensan que esto se debe a que los polos magnéticos no coinciden exactamente con los polos geográficos, de hecho, están acelerando su marcha desviándose hasta 60 kilómetros más cada año. Esto, unido a una pérdida de intensidad del campo magnético en los últimos años estimada en un 15%, podrían ser indicio de un cambio inminente de la polaridad de la tierra, lo que podría traer serias consecuencias como el cambio climático. De hecho, esta inversión magnética, suele producirse cada 200.000 años, y llevamos 800.000 desde la última. Vamos con más de medio millón de años de retraso.